También fui (después de mi primera pueblo-fiesta en Cuevarruz, este pueblo ni se puede buscar con google maps, y con mucho sueño) a Higueruelas a cortar hierba y limpiar los caminos allí. La aldea está un poquito abandonado, hay varias casas, pero muchas vacías. En cambio la naturaleza no para de crecer y los caminos hay que conservar y como allí hay poca gente para limpiar los caminos y significa mucho trabajo, montaron una “excursión” de Santa Cruz a Higueruelas con 15 hombres fuertes para quitar con motosierras radicalmente las hierbas en una mañana desde las 7 de la mañana hasta las 3 de la tarde. Y yo con la horca de heno ¡menudo trabajo físico! Pero como recompensa había después asado: embutido, oreja, carne etc.
Otra parrilla hubo con mi familia grande de Engracia, en una de las noches templadas del verano delante de nuestra casa con conejo y chorizos sin fin… Nunca he comido tanto conejo en toda mi vida como en las últimas semanas. ¡Y tampoco chorizo/salchicha aunque soy alemana! También hicimos los últimos sábados una parrilla tras otra: Gazpacho andaluz, berenjena y, claro, conejo y pollo asado en la piscina abajo con todas las familias jóvenes, ¡qué diversión! La piscina además es el lugar multifuncional del pueblo, hay clases de spinning, masaje, peluquería, fiesta hasta joyas que se vende.
El martes hice yo una pequeña charla sobre Alemania de por qué vienen tantos alemanes al pueblo, a presentar Constanza y algunas curiosidades de la vida en Alemania como comida, fiestas, tradiciones... En principio estaba pensado para los mayores como entretenimiento e información y como vivo en casa de Engracia, una persona del pueblo, para seguir ese “intercambio cultural” pero después de problemillas de montarlo (había un rechazo y eso en este pueblo tan paradisíaco) lo montamos en plan más grande y vino inesperadamente mucha gente (casi 50)
He descubierto tanto a pie como en bici todos los senderos alrededor … así que pueden llegar las fiestas ;-) Ya poco a poco, la vida cotidiana deja de ser tranquila, el pueblo se llena con más gente - estoy contentísima. Aunque eso significa esperar por lo menos media hora en la cola de los puestos del mercado los miércoles. Si bien el pueblo es el lugar de vida casi perfecta, algunas cosillas sí que nos faltan aquí. Por eso me fui un fin de semana a Valencia con María y Irene. ¡Qué contenta estaba de ir de tiendas…! Voy conociendo ahora también los pueblos en los alrededores (y eso no sólo de noche de fiesta) Landete con su castillo, Utiel… y uno de los últimos domingos nos fuimos a Ademuz a vender el riquísimo Aceite de Oliva Extra Virgen de la cooperativa de Santa Cruz de Moya.
Una y otra vez me sorprende la actividad de Santa Cruz de Moya. Aunque sea un pueblo pequeño hay tanta vida y actividad. Ahora mismo se celebra la Fiesta Serrana. Ayer hubo una charla sobre la calidad del aceite de la comarca con una cata – probamos 4 chupitos de aceites distintos y – sorpresa – el nuestro era el mejor, aun picaba un poquito! Hoy por la tarde vamos a enterarnos de la historia del pueblo y mañana será la visita a la almazara…
¡Aquí no se para!
Pero mi título de la entrada de hoy en el blog ya es “despedida” porque nos abandona justo hoy Vicente. Por lo menos con una despedida respetable, lasaña riquísima A ver, a dónde le llevará el viento. En cualquier caso: ¡Mucha suerte!
aquí con vistas maravillosas y casi despegando después de una ruta al Pico Aguilera con Cristina y Agus.
A mí, me quedan unas semanas … ¡a gozar!
agnes
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